martes, 10 de noviembre de 2009

LA ARQUITECTURA RELIGIOSA MODERNA. GALICIA




La arquitectura religiosa del siglo XX es fiel a su propio tiempo. Hay determinados usos que facilitan la percepción pura del espacio, en general entre ellos se encuentran los lugares de reunión, allí donde se congregan grupos de personas en torno a una única actividad. Es así como la arquitectura religiosa es un fiel ejemplo de esos usos.
Dentro de la arquitectura religiosa, podemos distinguir entre diferentes tipos: templos, iglesias catedrales, iglesias conventuales, iglesias de peregrinación, iglesias parroquiales, oratorios o capillas, arquitecturas conmemorativas y templos no convencionales. Cada uno de estos tipos tiene sus particularidades espaciales, programáticas y jurídicas.
En la escena internacional, diversos profesionales se ocuparon de aquellos intervalos del siglo en los que las iglesias católicas irrumpen en el debate moderno. La comunidad alemana comenzó a pensar la parroquia como una arquitectura moderna, apoyándose en las primeras experiencias francesas de Auguste Perret (17) con hierro, hormigón y cristal para imaginar un espacio de culto a la vez cristiano y moderno. A la cabeza del nuevo movimiento, la simplicidad y la abstracción extrema de las parroquias de Rudolph Schwartz y Dominikus Böhm. A la vuelta de la Segunda Guerra Mundial su intuición de un espacio litúrgico moderno recoge un tiempo de expiación y vuelta a la religiosidad de una Europa masacrada. Entonces un activo y consagrado arquitecto, Le Corbusier, dará pasaporte de modernidad a la arquitectura religiosa con su capilla de Ronchamp y con su convento de La Tourette, que recoge formas de Schwartz y que, como éste, reúne vanguardia y liturgia. Entonces la expresión de lo arcaico y, como con Sigurd Lewerentz (18) de lo clónico, matizará la modernidad en busca de una experiencia de unión de sustancias terrenas y oscuras con otras divinas y luminosas
La construcción de iglesias en España, durante la primera mitad del siglo XX, se produjo de manera inercial. El número de arquitectos era pequeño y su relación con el cliente razonablemente estrecha, además no existía ningún tipo de debate sobre el templo, porque todo el mundo sabía cómo debería de ser, o al menos, eso se pensaba. La arquitectura se estudiaba en términos de estilo, oscilando entre los diversos regionalismos, más o menos pintorescos, y la tradición de la Academia de Bellas Artes.
La arquitectura religiosa moderna tuvo en España un precursor: Antonio Gaudí, con un claro referente la capilla-cripta de la Colonia Güell.
A lo largo de la primera mitad del siglo, hubo algunos intentos de arquitectos visionarios como Casto Fernández Shaw o el gallego Antonio Palacios, con propuestas que incidían mucho en lo formal pero apenas cuestionaban lo programático, algo que será imprescindible en momentos sucesivos.

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